martes, 26 de marzo de 2019

FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA SEXUALIDAD HUMANA

RESUMEN FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA SEXUALIDAD HUMANA


Este bloque nos da una amplía definición de lo que históricamente se ha concebido como “hombre”, empezando con Max Scheler, siguiendo con Platón y Aristóteles, posteriormente con San Agustín como representante del cristianismo quién guiaba su definición hacia esta creencia, apareciendo también Santo Tomás de Aquino, Descartes, Pascal, Herder que también orientaba su definición a lo teológico, Marx en la Época Contemporánea, Heidegger, J.P. Sartre y finalmente Wittgenstein. Llegando así, a cuestionarse el campo en el que se desarrollaba dicho hombre y tomando todas estas definiciones para la construcción posterior de la relación directa entre antropología y sexualidad humana, así como también la importancia del amor, el afecto y la sexualidad en el desarrollo y la evolución humana.
La principal relación que se encuentra entre la antropología y la sexualidad humana es que en ambas hace aparición el “amor”, siendo esto un acto del espíritu que no es acto psicológico y que no se debe confundir con el afecto.
Aparte de esto, hace una clara explicación de la diferencia entre genitalidad y sexualidad, siendo la primera un proceso reproductivo de características hormonales y la segunda, un conjunto de características psicológicas, afectivas, sentimentales, emocionales, socio-culturales y espirituales.
También debemos tener en cuenta que el campo de la sexualidad no se puede reducir a una simple identidad en el plano físico y que debido a esto, se debe tener una correcta educación sexual basada principalmente en 3 pilares (educación para la identidad, educación para la procreación y educación para el amor). Conformando de esta forma, una preparación para la vida familiar y social.



ENSAYO FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA SEXUALIDAD HUMANA

Antes de saber cuál es la relación directa entre la antropología y la sexualidad humana es de vital importancia conocer las definiciones históricas que se han hecho acerca del hombre. La primera aparece con Max Scheler quien creía que poseíamos una antropología científica, una filosófica y otra teológica que no se preocupaban la una por la otra y que esto no nos llevaba a tener una idea unitaria del hombre; después aparecen las definiciones de Platón y Aristóteles, en dónde el primero ve al hombre como un dualismo dicotómico y el segundo, ve necesaria el alma como sustancia y forma de un cuerpo natural que tiene la vida en potencia. Bajo el dogma del cristianismo, aparece San Agustín creyendo que el hombre es imagen de Dios y consta de espíritu, alma y cuerpo, paralelamente Santo Tomás piensa que el hombre es persona.
Posteriormente en la Época Moderna, Descartes manifiesta que el hombre es un yo pensante y para Pascal, el hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza pero ante todo, una caña pensante. Para Herder, el hombre también es imagen de Dios. Pero para Marx en la Época Contemporánea, el hombre es un ser que trabaja, un animal de trabajo y un animal histórico.
Estas definiciones nos adentran un poco hacia lo que la antropología ha desempeñado a lo largo de la historia.
La pregunta que después de esto surge es, ¿Qué relación existe entre la sexualidad en general  y la antropología?; esta respuesta la podemos encontrar fácilmente en la frase del DR. F. Montiel A. “Hacer el amor es también comunicación y, como acontece con las palabras, algunas personas se comunican mejor que otras”, siendo el amor en la estructura antropológica un acto del espíritu que no es psicológico y que no se puede confundir con  el afecto, pues el afecto se explica más en el mundo animal y en un  orden mayor. Por tanto, entra la libertad fundamentada y formada en el amor, dependiendo en gran medida del tipo de educación recibida en la infancia, adolescencia y juventud, marcando fuertemente de esta forma el carácter del individuo.
Dentro de esto, es de vital importancia tener clara la diferencia entre genitalidad y sexualidad, pues la primera se refiere meramente al proceso reproductivo de características hormonales y la segunda, refiriéndose al conjunto de características psicológicas, afectivas, sentimentales, emocionales, socio-culturales y espirituales; pero ordenándose ambas en el amor. Siendo la sexualidad también una energía vital y  originaria de la vida que se expresa a través del actuar humano. A su vez, esta relación sexual humana hace que valores como la libertad, la fidelidad, la constancia, la humildad y demás sean necesarios y siempre presentes.
Para la Organización Mundial de la Salud, todo esto es el producto de la integración de los aspectos somáticos, afectivos, intelectuales y sociales del ser sexuado de tal modo de llegar a un enriquecimiento de la personalidad humana, de la comunicación y del amor. Siendo en este sentido para ella, un animal biológico, afectivo, racional y social pero que no se puede reducir esta identidad solo a un plano físico como comúnmente se hace, pues la sexualidad es el conjunto de aspectos que abarcan a toda la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma espiritual, y que la configuran como hombre o como mujer, derivándose una fuerza interior que está referida a la afectividad, a la capacidad de amar y a la aptitud para relacionarse con los demás, generando la necesidad de dar una educación sexual orientada a la formación de actitudes positivas dividiéndose en tres pilares (Educación para la identidad, educación para el amor y educación para la procreación), formando una educación para la vida familiar y social.
El principal componente de estas dos es la persona humana, que a su vez es una unidad que se divide en partes como material (cuerpo), una inmaterial llamada alma espiritual y capacidades como la exterioridad e interioridad. Aparte de contar con una identidad que equivale a ser persona sexuada como varón o mujer, comunicación en la que una caricia con afecto se vuelve infinitamente algo especial o una palabra agradable que es más equivalente que un conjunto de sonidos. La responsabilidad que aparece como un don natural que surge de la comprensión integral de la persona y por último, el hombre como un ser integral que se caracteriza por las actividades físicas, actividades psíquicas y actividades espirituales. Pues en cuanto más se ama, más integrado se está y cuánto más integrado se está más libre se es y cuánto más libre se es, mejor será el amor, más verdadero y más auténtico; alimentándose de valores corporales, sexuales y personales pues de una u otra forma, la finalidad del cuerpo y su valor radica en “transmitir” la suma de lo exterior y lo interior.


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